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martes, 26 de mayo de 2009

SUPRESION EN LO MIASMATICO.


Dr. Mario Draiman
Médico
Profesor Titular de la AMHA.
Colaborador INVITADO del
Instituto Médico de México, A.C.


Resumen

  • El objeto del trabajo es el de enfatizar la importancia que para todo tratamiento tiene el conocimiento cabal de nuestro paciente, prestando atención a su drama vivencial y el papel que éste asume en el desequilibrio bioenergético que gatilla la dinámica mórbida. Se destaca la importancia de un correcto entendimiento también de la dinámica miasmática en cada caso individual y el riesgo de suprimir cuando no se la comprende.
    Finalmente se presenta un caso clínico paradigmático del tema desarrollado.

  • Palabras Claves:
    Dinámica mórbida; miasmas; supresión mórbida; metástasis mórbida.

  • Para poder aproximarnos así sea un poco al complejo tema de la enfermedad y la salud, debemos comprender en su profundidad los mecanismos dinámicos mórbidos, los que a su vez fundamentan la comprensión de la dinámica de curación.
    En base a los conocimientos de la física cuántica y de la relatividad Einsteniana, entendemos al ser vivo como esencialmente energético siendo los procesos físico-químicos de la vida, epifenómenos de aquél. De esta manera toma relevancia la afirmación del maestro Hahnemann en cuanto que la enfermedad es un desequilibrio de la Fuerza Vital con resonancia en los planos mentales y somáticos del organismo vivo.
  • Pero entonces surge la incógnita de porqué se produce este desequilibrio energético, porqué falla la vis medicatrix naturae y se manifiesta la enfermedad. La explicación para nosotros homeópatas está en el concepto de miasma, genial hallazgo de Hahnemann que fué luego evolucionando hasta el concepto actual de perturbación del tono bioenergético del Dr. Casale, ya sea latente o manifiesto. Es decir que la Fuerza Vital miasmáticamente afectada no puede retornar a su equilibrio previo cuando es desarmonizada por una noxa dinámica que ha logrado superar su umbral de resistencia. Podemos compararlo a la cuerda de un arco con defecto en su elasticidad, de tal manera que al estirarla demasiado queda elongada y no puede volver a su estado inicial.
  • La Fuerza Vital frente al “estirón noxal” va a buscar un nuevo equilibrio, el que mejor pueda, el que esté más cerca del original, pero no siendo éste, se producirán cambios orgánicos de tendencia exonerativa preferentemente o de localización superficial del morbo, lo más superficial que su capacidad reactiva le permita.
  • La condición miasmática se reconoce por la susceptibilidad e idiosincracia individual. La susceptibilidad determina la vulnerabilidad a ciertas noxas dinámicas, en especial a las que entrañan un conflicto grave para los sentimientos de esa persona, y que consecuentemente causan sufrimiento y afectación primordial de los planos afectivo-emotivos; y la idiosincracia en cuanto a los síntomas y características conque se da a conocer el desequilibrio y que condiciona respuestas y conductas. Estos dos aspectos son determinantes de la individualidad personal.Las características de cada individuo y su sintomatología mórbida son en un momento biológico determinado la resultante de la interacción de las tres fuerzas miasmáticas: psora, sycosis y syphilis según una condición trimiasmática personal, lo que Proceso Sánchez Ortega denomina “la modulación miasmática”.

  • Estas características pueden ser reconocidas en cualquier momento, pero muy especialmente en el acmé del desequilibrio, investigando la biopatografía, atendiendo así al momento crucial de la crisis, de la causalidad, de la etiología mórbida, situaciones en que el miasma “se desenmascara” mostrando su hilacha, a través de la vulnerabilidad noxal y de la idiosincracia reactiva.

  • Los intentos por recuperar el ritmo vital anterior al desequilibrio, va a provocar fenómenos exonerativos o de localización, con el propósito de llevar el morbo lo más superficialmente posible, y lo más alejado posible de los órganos vitales.
    Pero si con procedimientos antipáticos de cualquier tipo, sean éstos quirúrgicos, medicamentosos, alopáticos, psicológicos y aún homeopáticos si se medica exclusivamente por los síntomas exonerativos, locales o lesionales, es decir medicando por la enfermedad sin atender al enfermo, se corre el riesgo cierto de suprimir, de reprimir la protesta sintomática del organismo y la de sus intentos curativos, con la consecuente intensificación del desequilibrio energético y por ende la posibilidad de otra localización más profunda, ya sea dentro de la misma composición miasmática o agravando ésta por una mayor participación de los componentes sycósico y sobre todo syphilítico, dado su mayor riesgo lesional. Es lo que los homeópatas llamamos
    supresión mórbida seguida de metástasis mórbida.

  • Para ejemplificar los conceptos desarrollados paso a contar un caso clínico, cuyo patetismo no hace sino llamar la atención sobre el absurdo de la conceptualización organicista-materialista que tiene atrapada a la medicina oficial.
CASO CLINICO.
  • El 9 de agosto de 1991 concurre acompañada por su hermana, I.N.F., de 56 años. Me llama la atención inmediata la presencia de raras malformaciones en su cara, especialmente de la naríz, achatada, de configuración extraña.
    “Vivo un calvario. No siento felicidad ni alegría por nada. No quisiera vivir y frecuentemente pienso en la muerte como solución. Se me nubla la vista, veo poco, aunque el oculista no encuentra razón ... No tengo voluntad para mis tareas. Siento cansancio, desgano, debilidad.”

  • Refiere además prurito ardiente en todo el cuerpo. Oye ruidos, “como de lluvia” en la cabeza. Insomnio. Constipación.
    Preguntada sobre los comienzos relata: “estoy así desde hace 10 años, cuando salí del Hospital. Allí me tuvieron internada por una fiebre inexplicable y contínua de 45º, que no lograban bajar con ninguna medicación y ni siquiera por congelamiento. Y esta fiebre apareció inmediatamente después en el post-operatorio de histerectomía que me hicieron debido a una metrorragia copiosa que tampoco podían los ginecólogos contener.”
    La interrogo, entonces, acerca de los inicios de aquella metrorragia y si recordaba alguna situación de sufrimiento o disgusto en esa época; recibiendo como respuesta rápida una brusca negativa. Sin embargo observo al mismo tiempo que su hermana me asiente con un gesto disimulado. Por eso vuelvo a insistir dos o tres veces hasta que la paciente finalmente se quiebra y con llanto me relata su drama. La historia resumida es la siguiente:

  • Ella es la menor de cinco hermanas, todas solteras y que viven juntas. Inicia una relación de noviazgo con un hombre muy agradable como de su edad, de quien se enamora perdidamente y por primera vez en su vida. Luego de un año fijan fecha de casamiento, alquilan un departamento y lo amueblan. Pero un mes antes del casamiento, su novio le pide hablar para decirle inesperadamente que lo ha pensado muy bien y que definitivamente él es inmerecedor de ella, por lo que renuncia heroicamente al casamiento y sin esperar respuesta se marcha.

  • La paciente padece entonces con intensidad una decepción de amor, pero con bloqueo de toda descarga emocional, ya que no atina ni a enojarse ni puede llorar. A las pocas horas se le instala la metrorragia, profusa, incontenible, rebelde a los tratamientos hasta que finalmente le comunican que la conclusión arribada es que su enfermedad es una entidad nosológica muy rara, sólo descripta en el “libro de Marañón”, y que la única solución es la extirpación total del útero.

  • En el postoperatorio inmediato se instala la hipertermia que sobrepasa el máximo registrable por los termómetros clínicos, apelándose a un termómetro especial. Es internada en el Hospital. Allí debido a los tratamientos infructuosos deciden congelarla. Le colocan bolsas con hielo en varias partes del cuerpo y así la dejan toda una noche, sin tener la precaución de rotarlas de lugar permanentemente.

  • Cuando las retiran, a la mañana siguiente, comprueban que han causado esfacelos necróticos en naríz, cara, muslo derecho y punta de los dedos. Y aún así sólo han logrado bajar la temperatura a 42º.
    En estas circunstancias es trasladada al servicio de Cirugía Plástica para recomponer su cara, naríz y el resto, con injertos.
    Finalmente, luego de 45 días la fiebre es vencida con altas dosis de corticoides y antitérmicos, y la paciente así “curada” es dada de alta.
    Refiere que en esos momentos poco le importaba sus padecimientos físicos, pues sólo pensaba en su decepción, con profundo
    odio y resentimiento.
    Pero entra en un profundo estado de depresión con deseos de morir.

  • Repertorio:
    TRASTORNOS POR DECEPCION DE AMOR
    ODIO
    RESENTIMIENTO
    PENA SILENCIOSA
    MORTIFICACION
    DESEOS DE MORIR
    CONSUELO AGRAVA
    TRISTEZA NO PUEDE LLORAR

  • Se le indica NATRUM MURIATICUM 200, 3 dosis de microglóbulos, reapareciendo al cabo de 5 días un brote febril de 39° pero con mejoría de su condición anímica. Este estado persiste unos 4 días y da paso a la aparición de gran cantidad de pústulas que supuran en varias partes del cuerpo, sin fiebre y con muy buen estado general. Duran aproximadamente 1 semana.
    Concurre al mes con una notable mejoría mental . Sin medicación.

  • En la consulta siguiente, a los 60 días, refiere retrocesos en su estado anímico y energético. Se le indica NATRUM MURIATICUM MIL 3 microdosis.Aparecen ahora abundantes secreciones nasales, expectoración amarilla y flujo vaginal, espeso, blando y amarillo, con nueva mejoría Un día presenta además Vómitos y diarrea seguida de una crisis de llanto inexplicable pero con “gran alivio interior” (recordemos que no podía llorar). También transpiración profusa.
    A los días aparece un cuadro de asma bronquial leve (enfermedad que había padecido en su infancia y que no había referido)
    Luego la evolución se vuelve muy favorable quedando únicamnete las secuelas físicas de la mala praxis.

  • Comentario: es claro el desequilibrio vital sufrido a partir de la decepción amorosa, que logro vulnerarla y con bloqueo de una reacción emocional adecuada de descarga. En consecuencia la reacción de su condición miasmática es la metrorragia vicariante como conversión del sentimiento de su frustración femenina.
    Como la concepción médica materialista no ve más allá de la viscera, la suprime amputando el órgano de descarga y con ello la posibilidad de aliviar la tensión mórbida interna del desequilibrio bioenergético. Se dá por satisfecha, por que entiende que ha solucionado el problema definitivamente. Tampoco la hipertermia que se sucede le compete ni se relaciona con la especialidad actuante sino que se deriva a otra y sin que nadie sospeche o se imagine siquiera una relación de causa-efecto entre ambas.

  • En definitiva la metástasis mórbida frente a tal conmoción ubica la perturbación en un plano más profundo, ya que obviamente se afectan los centros termorreguladores del diencéfalo, cuya disfunción es la que provoca en realidad esa hipertemia que llaman “fiebre inexplicable” sin gérmenes. Es de acotar que ésta no afecta mayormente el estado general del paciente como hubiese ocurrido de ser infecciosa. Pero sí es deteriorada por la mala praxis de la congelación, por los daños corporales infrigidos y por el cuadro melancólico-depresivo que presenta la paciente al ser “vencida la fiebre”. Ocurre una nueva supresión con metástasis aún más profunda ya que se perturba su instinto de conservación.

  • La prescripción, como vemos claramente los homeópatas, correspondió a Natrum Muriaticum la cual en el transcurso del tratamiento le trajo una mejoría notable en los planos anímicos, siguiendo ahora sí un órden centrífugo de curación.
    La reacción terapeútica no fue de agravación homeopática primaria, sino de reaparición de síntomas suprimidos y exoneraciones en diversos planos, las cuales fueron todas pasajeras.
    Así progresivamente recuperó sus ansias de vida y sus proyectos, aunque perdió su empleo de vendedora al público debido a sus secuelas estéticas.




BIBLIOGRAFIA


ALLEN, J. Henry; “Los Miasmas Crónicos, Psora y Pseudopsora; B.Aires, 1983.

AMHA; “Tratado de Doctrina Homeopática”; B.Aires, 1994.

CASALE, Jorge A.; “Los Miasmas Crónicos”; B.Aires, 1995.

EIZAYAGA, Francisco X.; “Tratado de Medicina Homeopática”; B.Aires, 1972.

GHATAK, N.; “Enfermedades Crónicas, su causa y curación”; B.Aires, 1983.

HAHNEMANN, Samuel; “Las Enfermedades Crónicas, su naturaleza peculiar y su curación homeopática”; EMHA, traducción Dra. C.Viqueira; B.Aires, 1999.

HAHNEMANN, Samuel; “Organon de la Medicina”; Hochstetter; S.de Chile, 1980.

HAHNEMANN, Samuel; “Opúsculos”; AMHA; B.Aires, 1993.

PASCHERO, Tomás P.; “Homeopatía”; B.Aires, 1988.

SANCHEZ ORTEGA, Proceso; “Los Miasmas o Enfermedad Crónica de

Hahnemann”, B.Aires, 1983.

VIJNOVSKY, Bernardo; “El Organón de Hahnemann”; B.Aires, 1983.







LA SUPRESION MORBIDA

Dr. Mario Draiman
Profesor Titular de la AMHA




  • Cuando actuamos con métodos antipáticos, es decir contrariando a la expresión de los síntomas de la enfermedad estamos cometiendo lo que denominamos en Homeopatía, supresión mórbida.

  • Quienes leen habitualmente las páginas de esta revista comprenden que la enfermedad no es externa al ser vivo, sino que es producto de un desorden energético personal, causado a su vez por situaciones nocivas, de sufrimiento, y principalmente de carácter afectivo-emotivo, las que habiendo vencido el umbral de resistencia de ese individuo determinan el desequilibrio biológico cuyas manifestaciones son los síntomas que encuadramos como enfermedad.

  • Es decir tenemos un enfermo como consecuencia del desequilibrio bioenergético instalado y una serie de síntomas que a veces podemos agrupar en un sindrome que caracteriza lo que en la Medicina Oficial se llama entidad nosológica o enfermedad.

  • El sufrimiento vital desencadena los gritos de protesta que son los síntomas. Si anulamos esta expresión con tratamientos mordaza lo único que hacemos es suprimir el síntoma pero la condición de enfermo no sólo no se mitiga sino que se aumenta por la incapacidad de trasladarlo a la superficie.

  • Por ejemplo si tenemos un río en el que por causas x se produce un torbellino central, el mismo se calma abriendo las compuertas laterales que descomprimen el exceso de presión. Opuestamente si las cerramos, el tumulto interno se agravará y buscará otros canales de escape.

  • Con la enfermedad ocurre algo similar. Si le tapamos la boca al grito mórbido sólo agravaremos la condición de enfermo pudiendo ocurrir que el desorden orgánico busque otras vías de escape; si le es posible al mismo nivel superficial o bién más profundamente afectando órganos nobles.

  • Este efecto es lo que en Homeopatía llamamos metástasis mórbida, es decir que la anulación de una manifestación va seguida por la aparición de síntomas de diferente localización, frecuentemente más graves.




  • No todos los métodos que emplea la Medicia Oficial son supresivos, nos referimos sólo a los alopáticos o antipáticos, que ya sea por vía quirúrgica, radioterápica, medicamentosa, etc. anulan o tapan el síntoma. Por ejemplo todos los “anti” (antitusivos, antidiarreicos, antiinflamatorios, antiálgicos, etc.) que de manera química bloquean los mecanismos de defensa; las pomadas locales sobre lesiones de la piel como eczemas, psoriasis, la cirugía de tumores, úlceras, amígdalas, etc. No olvidar que también la supresión puede ser psicológica, por autorepresión de sentimientos o por la exigencia de otros (como reprimir la pena, la cólera, el llanto, etc). También algunas terapias psicológicas pueden ser supresivas.

  • En cambio todo lo que sea de reparación (hernias, fracturas), sustitutivo (insulina en la diabetes, hormonas faltantes, sangre en hemorragias, sueros, etc), nutricional (alimentos, vitaminas, etc.) no constituyen métodos supresivos y son empleados también por los homeópatas.

  • Es de observación habitual como un chico a quien se le suprimen las amígdalas o un eczema comienza luego con más bronquitis y aún broncoespasmos; un paciente a quien se le suprime una psoriasis y desarrolla un cuadro melancólico o hipocondriaco profundo; la supresión de tumores benignos superficiales (como verrugas, condilomas, pólipos) corre el riesgo de desarrollarlos más profundamente y en órganos nobles, etc.

  • Estos hechos son ignorados o no tenidos en cuenta por la miopía de la medicina convencional; es más cuando aparece la metástasis mórbida, hablan de complicación o de una nueva enfermedad y se deriva al especialista que le competa el pedacito de organismo donde el morbo se ha manifestado.



  • El médico homeópata, por el contrario, aprende a traducir el lenguaje de los síntomas y a comprender su significación en esa persona. Indaga los antecedentes, las circunstancias desencadenantes y los síntomas producidos, con lo que se elabora una imagen individual de ese ser único e indivisible, a través de lo que denominamos la “totalidad sintomática característica” y medica en función exclusiva de ese enfermo, con un medicamento capaz de estimular los procesos biológicos de curación. Sólo a través de la curación del enfermo podemos lograr la curación de la enfermedad y no viceversa, porque entendemos que no hay enfermedad sin enfermos.



El siguiente caso clínico es ejemplificador:




  • En 1994 concurre una paciente de 58 años de edad, quien refiere:
    “Vivo en un estado de melancolía y depresión. Nada me interesa y he perdido placer por todas las cosas. No atiendo la casa, ni a mi esposo. Frecuentemente sólo quiero estar acostada con la mente en blanco. No me puedo ver, sobre todo no me tolero cuando me baño. Quisiera morir. Tirarme por la ventana...”

  • Preguntada sobre los comienzos relata: “estoy así desde hace 2 años. Antes sufría de psoriasis pero por suerte leí un aviso de un médico que la curaba. Lo visité, me dió unas inyecciones y una pomada que él mismo preparaba y al cabo de un tiempo estaba totalmente blanqueada, pero empecé a estar deprimida, con desinterés y desgano por todo, hasta de vivir”.



La interrogo, entonces, acerca de la psoriasis y sus comienzos. Me refiere:


  • “Me brotó cuando mi hijo a los 22 años se fué de casa con una mujer separada con hijos. Se fué con insultos y nos dejó de frecuentar. Sentí que algo se rompía profundamente dentro de mí. Mi desconsuelo y decepción eran totales pero no podía llorar, debía contenerme por no apenar más a mi esposo. No lo perdoné, aunque luego volvió y trató de justificarse. Me broté toda y algunas lesiones se ulceraron. Los tratamientos eran infructuosos, hasta atenderme con ese médico... Ahora con este cuadro emocional están estudiando la posibilidad de internarme en un neuropsiquiátrico y quizá sea lo mejor porque nada me interesa...”



  • Comentario: es claro el desequilibrio de la decepción amorosa, con su hijo que logró vulnerarla, con dificultad de descarga en una reacción emocional adecuada. El desequilibrio biológico se convirtió así en una afección de piel, la psoriasis pero que la afeaba y dificultaba la relación con su medio. Sin embargo su vida le era tolerable hasta que se le suprimió la psoriasis y consecuentemente todo el desorden se interiorizó en una enfermedad mental, más grave. Estábamos en presencia de una metástasis por supresión mórbida.

  • Sin embargo, ningún médico convencional relacionó las afecciones. El dermatólogo orgulloso había cumplido su cometido al eliminarle la erupción; ahora le correspondía al psiquiatra hacerse cargo.

  • La prescripción homeopática produjo un brote rápido de su psoriasis, generalizada pero con un notable alivio en los planos anímicos y emocionales. “Me desperté de una pesadilla”, diría luego la paciente. En Homeopatía denominamos a esta reacción como reaparición de síntomas suprimidos.

  • Progresivamente fué curando de adentro afuera, como corresponde a las pautas homeopáticas, mejorando por supuesto la relación con su entorno, comprendiendo y perdonando a su hijo.

Dr. Mario Draiman.


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